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16 septiembre 2015

Un buen árbitro

Un buen árbitro ( Pérez Lima )


Hay árbitros que cuando tienen que tomar alguna decisión complicada miran hacia  otro lado, sobretodo si es en contra del equipo local, normalmente son colegiados que no suelen progresar en este mundillo, o los famosos árbitros que pasan desapercibidos (palabra que no me gusta nada), el riesgo en la toma de decisiones es la que marca la diferencia entre un árbitro de fútbol de garantías y uno mediocre; estos deberían cuestionarse las consecuencias que suelen dejar al colectivo.

Un buen árbitro asume riesgos, es valiente y no le tiembla el pulso a la hora de expulsar o de señalar un penal en el descuento, sin embargo hay otros árbitros que ante estas situaciones utilizan un repertorio de explicaciones lógicas y aceptadas por todo el mundo, cuando en realidad no son más que excusas para esconder su falta de valor. El problema está en que estos colegiados están perdiendo una oportunidad de conseguir llegar a lo más alto en este deporte por el hecho de no tomar  decisiones valientes, por falta de seguridad o por desconocimiento.

El que toma decisiones se puede equivocar y, al equivocarse puede  aprender para no volver a cometer los mismos errores en el futuro, pero con aquel que ve y no toma la decisión por falta de valor, no se puede hacer nada, tarde o temprano se le acabarán las excusas.

Durante el encuentro hay momentos en que tenemos que tomar una decisión sin tener toda la información de lo que ha sucedido en nuestra mente, no tenemos claro que hacer, cual será la sanción más acertada, pero tenemos que señalar algo sin saber que es lo más correcto, tienes que decidirse no te puedes quedar quieto esperando que pasará, hay que actuar.

Un árbitro competente no se queda bloqueado y toma la decisión que cree mas oportuna (aun sabiendo que se puede equivocar), hay que tomar siempre las decisiones  beneficiosas para el desarrollo normal del juego, para el equipo arbitral y el colectivo que representa.

En la actualidad existe una gran competencia en el arbitraje, si quieres llegar lejos hay que tomar decisiones, el no asumir riesgos es condenarse al fracaso y quedarse sin conseguir éxitos deportivo. Hay que arriesgarse y apostar fuerte si quieres llegar a las categorías superiores que es donde se requieren árbitros valientes y preparados psicológicamente.

Si estamos pensando en los perjuicios que nos puede ocasionar tomar una decisión es que no estamos preparados para ser árbitro de fútbol.

Arbitrar sin riesgo, es como triunfar sin gloria, hay que tener mano de hierro pero guante de seda.




Fuente: elsilbatodeperezlima.wordpress.com

http://mundodelarbitraje.blogspot.com.es/2015/09/un-buen-arbitro-perez-lima.html?utm_content=buffer2e5c9&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer

24 junio 2015

Clase magistral de un árbitro a los alevines: "Somos de una gran familia que es el fútbol"

MANUEL PÉREZ LIMA ES EXÁRBITRO DE PRIMERA DIVISIÓN

Clase magistral de un árbitro a los alevines: "Somos de una gran familia que es el fútbol"

El fútbol alevín será para muchos cracks del futuro aquella etapa en la que aprendieron algo muy valioso: ganen o pierdan, todos viajan en el mismo barco. Es el mensaje que transmite gente como Manuel Pérez Lima, árbitro de la Liga Promisas, que antes de pitar el partido por el tercer y cuarto puesto reúne a todos los chavales y les dice: "Vamos a disfrutar del fútbol, lo único que quiero es que se comparten todos correctamente y vamos a dar un buen espectáculo". Chapó.


23 abril 2015

Psicologia de l'arbitratge. Estratègies comunicatives per a gestionar els conflictes del joc amb èxit 2/2


Finalizado el curso organizado en el Colegio Oficial de Psicología de Cataluña del que en su momento os informé de su realización, os paso un PDF (en català) de los temas que en el se trataron.









Taula rodona de la Secció de Psicologia de l’Esport: La preparació psicològica com a clau de l’èxit arbitral

Taula rodona de la Secció de Psicologia de l’Esport: La preparació psicològica com a clau de l’èxit arbitral 


El Grup de Treball de Psicologia Aplicada a l’Arbitratge i al Judici Esportiu (Secció de Psicologia de l’Esport) va organitzar el passat 3 de novembre una taula rodona titulada La preparació psicològica com a clau de l’èxit arbitral. Els ponents van ser Alfons Álvarez, àrbitre català de la 1a Divisió Lliga BBVA; David Barrufet, exjugador d’handbol; Àlex Gordillo, psicòleg de l’esport i psicòleg del Departament d’Arbitratge de l’ACB entre 2005 i 2011; Joan Carles Mitjana, exdirector tècnic dels àrbitres de la FCBQ i responsable del programa d’educació d’Euroleage; i Ricard Torquemada, periodista esportiu. Van actuar com a moderadors Josep Pla i Ana Cruz Pérez, membres del Grup de Treball de Psicologia Aplicada a l’Arbitratge.

Amb una nodrida assistència de prop de 80 persones, vàrem poder contrastar durant més de dues hores la visió que tenen cadascun d’ells, des de la seva experiència professional, de la figura de l’àrbitre, i quins aspectes de la seva tasca són millorables des de la psicologia del rendiment esportiu.

La presa de decisions, la gestió mental i emocional de l’estrès, i la capacitat per a fer de mediadors entre tots els agents que intervenen en el joc van ser considerades les habilitats més importants entre totes les que els àrbitres posen en joc per dur a terme la seva tasca, i que caldria treballar per obtenir millor rendiment en el terreny de joc. Tots els convidats van estar d’acord en el fet que el psicòleg de l’esport, com a psicòleg del rendiment, pot ajudar a millorar aquestes habilitats per obtenir una millor eficiència en la tasca arbitral.

També es va evidenciar que si bé la millor manera de treballar amb els àrbitres seria a través dels respectius comitès federatius, aquests disposen, actualment, d’escassos recursos econòmics que prefereixen destinar a altres tipus d’activitats formatives que no pas els aspectes psicològics.

Aquesta activitat va servir per donar a conèixer als àrbitres assistents el que la Psicologia de l’Esport pot fer per ajudar-los a millorar el seu rendiment esportiu i animar-los a què, individualment, inverteixin en la seva formació en aspectes psicològics, assistint a cicles formatius que institucions com el COPC puguin organitzar; i als psicòlegs de l’esport, se’ls va oferir algunes claus de quins aspectes treballar amb el col·lectiu arbitral.

Tot plegat va ser un èxit tant de públic com de continguts gràcies a una taula formada per uns convidats de luxe que van aportar molt a un debat que considerem que va ser molt profitós per a tothom


02 marzo 2015

La cruz de los árbitros (El Pais)

http://elpais.com/elpais/2014/08/22/eps/1408720472_155065.html


La cruz de los árbitros

Solo les vemos cuando cometen un fallo. De ellos depende el curso de la Liga. Les seguimos durante la pretemporada

 24 AGO 2014 - 00:00 CEST


Arbitro español: ¡hijo de la gran puta madre que te parió!”.
El exabrupto podría haberlo escupido un hincha encolerizado después de un partido, podría haber saltado ante la pantalla de un bar o burlado los filtros de comentarios injuriosos en la Red. Pero fue, con letras enormes, la portada del periódico colombiano Hoy, Diario del Magdalena tras laeliminación de su selección ante Brasilen el pasado Mundial de fútbol. El “árbitro español…” es Velasco Carballo, cuya imagen ilustraba la plana y a quien los colombianos acusaban de permitir a La Canarinha una excesiva dureza. En el texto le llamaban “el delincuente que ejerció de juez central”.
Velasco Carballo se llama Carlos. Tiene dos hijos, de 11 y 9 años. Para ellos, papá es “un héroe”. “Están orgullosos de mí a tope. Les gusta mucho el fútbol y presumen de que su padre arbitre en Primera. El mayor ya me ha dicho que si no puede ser futbolista, igual se apunta a árbitro”, sonríe Velasco. De aquella portada, el colegiado madrileño, de 43 años, no quiere hablar, dolido porque sus hijos hayan podido verla en Internet. Es lo que más afecta a los árbitros de Primera, ya vacunados contra los insultos tras una vida en el ojo del huracán, pero impotentes cuando los ataques afectan a quienes les rodean. “Mi hijo mayor tiene nueve años y no le gusta nada el fútbol. Creo que es su manera de revolverse”, comenta Alberto Undiano Mallenco, navarro de 40 años, 14 en Primera. “Al pequeño sí le gusta. Yo les digo que si dicen algo de mí en el colegio, que no se compliquen. Es parte de este trabajo. La gente se acerca en la calle, te dice algo, y la familia se cansa. Para el resto soy Undiano Mallenco. Pero soy Alberto”.

Un sociólogo de récord

Alberto Undiano Mallenco. 8-10-1973. Pamplona. Comité navarro. Internacional. 248 partidos en Primera.
Licenciado en Sociología y Ciencias Políticas, fue subdirector del Área de Deporte y Bienestar Social del Ayuntamiento de Pamplona, con Unión del Pueblo Navarro. Aterrizó en Primera con 26 años como el árbitro más joven en ascender. “¿Este crío nos va a pitar?”, decían en los estadios. En 14 temporadas ha dirigido 248 partidos (tiene a tiro el récord, los 291 de Iturralde González), entre ellos siete clásicos entre Barça y Madrid. Llegó al arbitraje con 13 años. A su padre, con quien veía jugar a Osasuna, no le gustó. “Los mejores amigos me los ha dado el arbitraje”, dice. Desconecta con el tenis y el pádel.
¿Qué historias humanas se esconden detrás de estos jueces del fútbol? ¿Qué sienten? Es difícil entrar en el corazón de un mundo arbitral con tendencia a cerrarse sobre sí mismo, temeroso del exterior, como si cualquier contacto fuera una agresión. Cuando se han abierto, dicen, han salido escaldados. Los palos les han hecho recelosos y cuesta romper la coraza. Pero cuando se desnudan puede descubrirse a personas apasionadas del fútbol y obsesionadas con la perfección.
Son 20 elegidos para dirigir en la élite, de 12 comités territoriales, entre los 28 y los 44 años –una media de 37 y medio–. Como cualquier niño, no soñaban con ser árbitros, “sino el delantero que mete el gol en la final del Mundial”, pero el destino les hizo jueces. Sus nombres se recitan casi de memoria para el aficionado: Muñiz Fernández, Mateu Lahoz, Teixeira Vitienes… Así, con los dos apellidos, desde que en los años setenta la dictadura ordenara que al árbitro murciano Franco se le conociera por el nombre de familia completo, Franco Martínez, para evitar críticas camufladas al caudillo con frases como “Franco es muy malo”. Es el mismo Ángel Franco que hoy es vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA).
“Nadie nace queriendo ser árbitro”, asume Undiano. “No es agradable cuando eres un niño y te gritan ‘hijo de puta’. Te planteas: ¿esto merece la pena? Pero te ayuda a madurar antes que al resto de chicos de tu edad y te das cuenta de que no es solo a ti, insultan hasta a sus jugadores. Es un problema de educación, de los insultos en el fútbol no se libra nadie. Aunque nosotros sentimos más la soledad. Al jugador que falla le arropan sus compañeros. Nosotros nos vamos a casa solos, y solos nos debemos enfrentar a esos momentos. Si no estás preparado, la presión te puede matar. Arbitrar en Primera es como conducir un fórmula 1. Al más mínimo error, el golpe es tremendo. Puede afectar a tu vida”. “Yo me doy como máximo 24-48 horas para pensar en el error. Si no eres fuerte de cabeza para levantarte en ese tiempo, no puedes seguir en este circo, el propio fútbol te echará”, añade el mundialista Velasco Carballo. “El error hay que mirarlo de frente, a la cara, enfrentarse a él. Te preguntas: ¿por qué no lo he visto? Sale en la televisión tan claro que no encuentras la respuesta. ¿Por qué no lo he visto, por qué no he corrido cinco metros a la derecha, o no he tardado tres segundos más en decidir, o no he preguntado a mi asistente, por qué, por qué? La pregunta no sale de tu cabeza. Se pasa fastidiado. Quien piense que nos equivocamos y nos vamos a tomar una cerveza y dormimos de maravilla, pues no, el árbitro lo pasa mal”.

De Aluche al Mundial

Carlos Velasco Carballo. 16-3-1971. Madrid. Comité madrileño. Internacional. 180 partidos en Primera.
La imagen de la seriedad. Quien más se ajusta al perfil de juez. Se niega a vestirse de árbitro para el fotógrafo porque dice que es su herramienta de trabajo. Sufrió una agresión en sus inicios, le tiraron piedras y varias veces salió protegido por la policía. “Hubo tardes desagradables, pero nunca dudé”. Fue un extremo derecha del Cultural Leonesa de Madrid, le gustaban los torneos de chapas y estudiaba en el instituto Blas de Otero, en Aluche. Un amigo de su hermano le instó a hacerse árbitro. Era Rubinos Pérez, que fue internacional. Como él, que ha pitado una Eurocopa y un Mundial. Es ingeniero industrial y ha tenido a 400 personas a su cargo.
La tecnología ha convertido cada partido en un gran hermano. Cada acción polémica es desmenuzada a cámara lenta y repetida desde varios ángulos, y los fueras de juego se ven en tres dimensiones. Y aun así los comentaristas, los amigos en el bar o la familia en casa discuten porque no se ponen de acuerdo. Misión imposible para el árbitro pese a toda la ayuda humana de que dispone: dos asistentes y un cuarto árbitro con los que está comunicado mediante pinganillos –“una palabra de ánimo te reconforta”, cuenta Undiano–. En la temporada que comienza este fin de semana se incorpora un espray para marcar la distancia en las faltas, y en otros torneos se ha probado la tecnología de la línea de gol. El resto es cosa suya. Se niegan a que un partido se detenga para examinar una acción en vídeo. “Le quitaríamos la salsa al fútbol”, argumenta Victoriano Sánchez Arminio (Santander, 72 años), exárbitro y desde 1993 presidente del CTA.
El fallo existe y existirá. “Meterte en una burbuja es imposible. Vas a comprar el pan y el panadero te recuerda una jugada… Hay que verlo con naturalidad. El error cero es imposible, no somos robots. Si sales a la calle y respondes a cada uno, acabas enfadado con el mundo. Tampoco puedes apagar la tele o no leer nada. Nuestra actividad es muy pública y estamos sometidos a juicio”, acepta Undiano; “el fútbol en España no acaba con el partido. Llega el lunes y en el móvil saltan llamadas desde números largos. De 100 veces, 99 es porque te has equivocado. Es una locura”.

Toño, el niño del pueblo

Antonio Miguel Mateu Lahoz. 12-3-1977. Algimia d’ Alfara (Valencia). Comité valenciano. Internacional. 117 partidos en Primera.
“Hola, soy Toño”, se presenta Mateu Lahoz, hombre campechano que disfruta con el sosiego de Algimia, pueblo valenciano de unos mil habitantes donde encuentra la paz en los paseos y las rutas en bici. Toño era un niño de 14 años que jugaba al fútbol hasta que una lesión de rodilla le cambió el futuro. Su hermano, árbitro, le retó: “Conoce al enemigo”. Toño aceptó y se convirtió en Mateu Lahoz desde ese primer partido en Benicalap en que con 0-0 pitó un penalti en el último minuto: “El arbitraje entró en mí”. Profesor de educación física, tiene un hijo de 18 meses al que llamó Pau en honor a su asistente, al que conoce desde hace 23 años.
Hay unos 15.000 árbitros en España, una cifra ligeramente en aumento pese a la imagen negativa del colectivo. El camino para ser uno de los 20 elegidos es una carrera de fondo. Solo los más duros sobreviven. “La gente te insulta, te chilla, y a un niño eso le impresiona. Si te metes a árbitro es porque tienes carácter y personalidad”, explica Carlos Velasco. “Las malas experiencias te aportan esa convicción de que lo que estás haciendo es lo que quieres hacer. El árbitro ha de tener una autoconfianza muy firme, por encima de la población normal. Tenemos la convicción moral de que hacemos algo tan éticamente maravilloso como es pitar lo que vemos. Si tienes esa confianza en ti mismo, sobrevives. Si no, es difícil. En nuestro entorno piensan que somos buenos. Fuera, nos critican sin piedad”.
“Los árbitros somos bastante enfermizos. Pretendemos ser perfectos, y así es muy difícil asimilar el error, luego no duermes. Tienes que convivir con lo que eres. El error lo llevas en la mochila, y en Primera no te equivocas sin más, sino ante millones de personas”, cuenta el cántabro Fernando Teixeira Vitienes, de 43 años y protagonista de un caso único: su hermano José Antonio, un año mayor, también es árbitro de Primera. “Ser familia es un acicate para criticarnos. Hay gente que intenta hacerte daño”, dice él.
Existe entre los árbitros una empatía y a la vez una rivalidad. Un mes antes de la Liga se concentraron una semana en Santander. Los 20 árbitros de Primera con sus 40 asistentes, una gran familia. En el programa, charlas sobre agarrones y codazos, nutrición, trabajo en equipo, ocasión manifiesta de gol… El sábado es el día de relax, en el balneario de Puente Viesgo. Antes han pasado unas pruebas físicas que repiten otras tres veces en la temporada: a final de año, en febrero y cuando acaba el curso. Un test de velocidad de 6 series de 40 metros en 5,8 segundos cada una, con 1 minuto y medio de recuperación; una interválica de 10 vueltas de 400 metros alternando 150 corriendo y 50 andando en 30 segundos cada vez, y una prueba de campo. Quien suspende no puede arbitrar. Si vuelve a suspender, pierde la categoría.

Ingeniero de lunes a viernes

José Antonio Teixeira Vitienes. 18-7-1970. Santander. Comité cántabro. 79 partidos en Primera.
“¡Soy uno de vosotros!”. José Antonio pasa de árbitro a periodista cuando recuerda sus diez años como técnico informático en El Diario Montañés. Es Ingeniero de Telecomunicaciones y hoy uno de los pocos en Primera con otro trabajo, director general de Tecnología e Innovación del Ayuntamiento de Santander. “Comprendo el trabajo de los periodistas, pero no la masacre personal”, dice. El gusanillo del arbitraje le picó tarde, en la universidad. Es el más veterano de Primera, 44 años (pueden pitar hasta los 45). Apenas tiene tiempo entre el trabajo, los entrenamientos y dos niñas mellizas de 13 años.
El físico es una de las patas de esa perfección que buscan los árbitros. Hoy son casi todos profesionales, dedicados en cuerpo y alma al arbitraje. Durante la semana repasan con sus asistentes sus partidos en vídeo, y analizan a los equipos a los que arbitrarán la jornada siguiente. Ven actuaciones de otros colegiados, y reciben vídeos de la UEFA y de la FIFA. “Nos fijamos en todo: estética, técnica corporal, control de partido, acierto en jugadas de área… No te puedes imaginar la cantidad de partidos que vemos”, asegura el malagueño Mario Melero López, de 35 años, debutante y uno de los tres andaluces en Primera, la comunidad más representada (dos de los comités aragonés, valenciano, madrileño, navarro, catalán y cántabro; uno del vasco, extremeño, castellano-leonés, gallego y de Las Palmas). “A los árbitros nos encanta el fútbol. Sabemos quién lanza los córneres, el que hace la falta táctica, el que protesta y el que ayuda”, añade Undiano. “Yo veo un partido de la liga holandesa fijándome en el árbitro. Hemos de estar muy bien preparados. Sube gente joven, pero ha de ser madura. El árbitro ha de ser una persona equilibrada, con una vida ordenada. No puedes impartir justicia en el campo y fuera ser de otro modo”.

Dos hermanos bajo la lupa

Fernando Teixeira Vitienes. 28-7-1971.Santander. Comité cántabro. Internacional.208 partidos en Primera.
El hermano pequeño de José Antonio arrastró al mayor al arbitraje. Fernando había seguido los pasos de un tío que llegó a Tercera y José Antonio inscribió también los apellidos Teixeira Vitienes en el colegio cántabro. Su padre no iba a verles porque no soportaba los insultos a sus hijos. “Lo nuestro es multiplicado por dos, sufrimos el doble”, dice Fernando. Hay más suspicacias por su condición de hermanos y además paisanos del presidente del comité, Sánchez Arminio. Es padre de una chica de 22 años y un chico de 14. Estudió ingeniería y ha trabajado 15 años en un laboratorio médico en Santander. “Cerró hace dos, como casi todo en este país”.
El perfil ha evolucionado y el árbitro ya no es el autoritario policía de antes, sino que intenta empatizar con un futbolista al que en ocasiones conoce desde hace años. “El arbitraje tiene mucho de psicología”, afirma Antonio Miguel Mateu Lahoz, profesor de educación física de 37 años. El valenciano fue la temporada pasada el primero de la clase con una nota de 9,58, por 9,52 de Clos Gómez, 9,44 de Velasco Carballo y 9,39 de Undiano. ¿Notas? Sí, los árbitros reciben puntuaciones, como si fueran estudiantes. Las que le ponen cada partido unos informadores del comité que les juzgan desde las gradas. Una mala tarde suele castigarse con una calificación entre 7 y 7,9; un papel normal, entre 8 y 8,6; y bien o muy bien en adelante… La media decide qué dos árbitros bajan a Segunda y qué dos suben a Primera.
La diferencia económica es evidente. Un árbitro en Primera cobró la temporada pasada 3.577 euros por partido (1.498 cada asistente), más 53 euros de dieta diaria y 59 de otros gastos sin justificar. En Segunda, el recibo fue menos de la mitad, 1.573 euros por tarde, y bajó mucho más en Segunda B (167 euros) y en Tercera (121). El nombre de los clientes no influye en la factura, aunque claro, siempre luce más la foto con los grandes. ¿Quién pita a quién? Las designaciones nacen de un consenso entre Sánchez Arminio, por parte de la federación, y los también exárbitros Antonio López Nieto, por parte de la Liga, y Evaristo Puentes Leira, por ambos. Se reúnen 10 días antes de cada jornada y casan partido y árbitro –no pueden dirigir a equipos de su comunidad–. Se acabó que un ordenador sorteara los emparejamientos y a un novato le tocara un Madrid-Barça. La protesta de los clubes cambió un método que en los inicios consistía en listados de los equipos proponiendo a sus árbitros favoritos.

El capricho del debutante

Mario Melero López. 2-7-1979. Málaga. Comité andaluz. Debutante en Primera. La temporada pasada fue el mejor árbitro en Segunda.
Recuerda su debut “como si fuera la Champions”. A los 15 años, “en un momento personal difícil por una pérdida familiar”, un amigo le pescó para el arbitraje. No era muy bueno como futbolista en el malagueño Tiro Pichón. Sus padres eran reticentes, pero él insistió: “Quería ser árbitro. Fue un capricho y me lo consintieron”. Hoy está en Primera tras ser el colegiado con mejor nota (9,59) en Segunda. Licenciado en Educación Física, en excedencia (“quiero volver, me gusta ser profesor”), despeja la mente con la natación, el senderismo y los libros de Historia. Como el resto, dice que no es de ningún equipo: “De verdad. No me interesa quién gana”.
El aficionado sigue recelando de estos jueces que cada domingo gestionan el mar de pasiones que es el fútbol. La sociedad, piensan ellos, va aprendiendo a respetarles. Fueron los propios árbitros quienes pidieron una circular que les impide hacer declaraciones sobre aspectos técnicos de su labor, aunque sí pueden hablar sobre otras cuestiones. No suelen hacerlo. Ya no visten de negro, sino que esta campaña alternarán el azul oscuro, el rojo, el verde y el amarillo, señal de que han intentado modernizar su tradicional fachada. Hasta existe alguna peña arbitral. “Con los años hemos ido ganando en imagen, no es tan mala como pueda parecer”, explica Undiano. “La sociedad nos ve como un atleta más, un profesional del fútbol. Solo queremos que nos respeten”, pide Velasco Carballo. Como Mateu: “Es fácil echarnos las culpas. Yo convivo de cine con el error, soy honesto y puedo mirar a todos a la cara, pero un entrenador o un directivo no asume que se ha equivocado. No tenemos apoyo social”.
La madre de Mateu le pregunta si está bien. Los hijos de Velasco comentan en casa lo que dicen de papá en el colegio. A Undiano no le gustaría que su pequeño siguiera sus pasos, por eso de las comparaciones. Todos aman ser árbitros. Pero saben lo que se siente al ser los malos de la gran película del fútbol.

19 febrero 2015

No quiero ser árbitro...

REFS ARE HUMAN, TOO

REFS ARE HUMAN, TOO



 

We need to understand and accept that refereeing errors, like all matters of luck in a game, are part of football and always will be.



And so referees are again under fire. This is nothing new. It has been going on since the year dot, or at least since Billy Meredith wore shorts.
Strebre Delovski drops a clanger by awarding a penalty against Gui Finkler for his phantom foul on Seb Ryalland voila, A-League referees are again under blanket review. People are outraged about the cost of such a blatant error.
What cost? A football match was lost or, to be more precise, not won. How is the cost of a refereeing error higher than that of a player who misses a penalty, a striker who bungles a scoring opportunity or a goalkeeper who lets the ball slip through his legs?
What strange beasts we football fans are, being able to forgive players or coaches dozens of mistakes in each game and expect referees to be pure and infallible deities. A Maradona, a Pelé or a Messi can miss a sitter and it's soon forgotten. But a referee makes an error that affects the result and it will stay with him for life like a tattoo.
I recall an NSL award ceremony where the referee of the year was presented with a trophy and a package. Inside the package was a pair of glasses.
There is not a single football fan who has not suffered and was not driven to anger by refereeing errors that may have cost his or her favoured team a game. Fabio Grosso, Lucas Neill and Luis Medina Cantalejo spring to mind.











Les Murray














Y así, los árbitros están de nuevo bajo el fuego. Esto no es nada nuevo. Ha estado sucediendo desde el punto año, o al menos desde que Billy Meredith llevaba pantalones cortos.

Strebre Delovski cae un clanger mediante la concesión de un penalti contra Gui Finkler por su falta phantom Seb Ryalland voila, árbitros A-League están de nuevo bajo revisión manta. La gente está indignada por el costo de un error tan flagrante.

¿Qué costo? Un partido de fútbol se perdió o, para ser más precisos, no ganó. ¿Cómo es el costo de un error arbitral superior a la de un jugador que pierde una pena máxima con un delantero que echa a perder una oportunidad de gol o un portero que permite el deslizamiento balón por entre las piernas?

Qué bestias extrañas que los aficionados al fútbol son, siendo capaz de perdonar jugadores o entrenadores docenas de errores en cada juego y esperar que los árbitros sean deidades puras e infalibles. A Maradona, un Pelé o un Messi puede perder una niñera y que sea pronto olvidado. Sin embargo, un árbitro comete un error que afecta el resultado y se quedará con él para toda la vida como un tatuaje.

Recuerdo una ceremonia de premiación NSL donde el árbitro del año se presentó con un trofeo y un paquete. Dentro del paquete había un par de gafas.

No hay un solo ventilador de fútbol que no ha sufrido y no fue conducido a la ira por errores arbitrales que pueden haber costado a su equipo favorito de un juego. Fabio Grosso, Lucas Neill y Luis Medina Cantalejo vienen a la mente.

10 febrero 2015

Carta de un árbitro a una madre

http://altatecnologiamental.blogspot.com.es/2014/09/carta-de-un-arbitro-una-madre.html?m=1

¡CARTA DE UN ÁRBITRO A UNA MADRE!

”En los años 70 los silbatos eran de hierro, igual debían ser nuestros testículos para controlar a gorilas de 2mts que corrían como un camión sin frenos” Earl ‘Yogi’ Strom (Arbitro NBA)
ELIS MARRUFO | Top Performance C.A.

Estimada señora que deja de lavar su ropa, limpiar su casa, maquillarse, y hacer las compras
de la semana para acompañar a su hijo al juego vespertino, sabatino o dominical, clara
 de que la distancia común entre sus penurias, ese cansancio insufrible de mami abnegada
 y los sueños del chiquillo se compensan con: pasión, trabajo, actitud, y… sobretodo exprimir 
el tiempo; detrás de nuestro silbato convive un humano que también deja de hacer cosas 
útiles en su hogar para igual que usted con pasión, trabajo, actitud y tiempo hacerse parte
 necesaria, tal vez no siempre agradable, pero reglamentaria para ese juego que tanto
 apasiona a usted y su hijo. Estamos seguros, sin ninguna duda que usted, aun teniendo
 tantas circunstancias en contra, no se detiene en excusas para luchar por hacer realidad 
el sueño de su bebe que es su mismo sueño y el sueño de nuestros hijos también; usted 
y nosotros (Los Colegiados) odiamos algo en común: aquel padre que encuentra cualquier
 excusa, incluso con todo a favor para no apoyar a sus hijos… y si lo acompaña, nos endosa,
 nos culpa de sus errores, bloqueando su mejora y convirtiendo a cualquier chaval en un
 fracasado en su vida adulta. ¡El abuso y la baja autoestima son la madriguera preferida 
para las excusas y la derrota! Señora la historia noblemente se encarga de demostrar que
 bajo las mismas condiciones, unos logran triunfar y otros no; y mientras Dios cambia esas
 circunstancias; lo cual no depende de nosotros, quizás debamos cambiar todos, lo cual sí
 depende de Ustedes y nosotros.

En la época en que intenté practicar deporte como un aspirante a jugador profesional, yo

 sentía que el papel más rudo en la cancha era el de "soplar pitos", pero admiraba el valor
 de esos gladiadores. Mis padres poco iban al juego, y yo no tenía celular, ni bebida energética,
 ni súper botas y tampoco había video grabadoras para cual artistas exhibirnos en youtube
 o demás redes sociales. Cuando me invitaban a participar, si me llamaban por teléfono,
 alguno de los amigos que querían que jugara, de atender mis hermanos no había problemas.
 Pero cuando atendía uno de mis padres, con todo el morbo del mundo siempre respondían:
 "Que vergüenza, aquí tenemos la decencia, cosa que usted no conoce, por lo visto, 
de respetar el hogar de los demás, además aquí no viven vagos". Era raro el día que un 
compañero no me dijese: "Roque, te llamé pero me insultaron". Si mi cerebro fuera una
 autopista sus tres canales estarían ocupados con esa infantil vergüenza y el rechazo a los
 conceptos de mis padres. Solo me limitaba a decir… mis padres no diferencian un deportista
 de un mendigo, seguro se molestaron, discúlpenme. Al no tener el talento de un Runmmenigge
 –Futbol- o Magic Johnson –BasketBall-, ni Reggie Jackson –Beisbol-, vi en colegiarme, 
la oportunidad de poner en cintura a esos “vagos” -jugadores- pero sobre todo a esos padres
 -Ogros- que arremetían impunemente contra a los referees. Ahora como adulto viendo el
 mundo detrás de mi silbato, descubro la felicidad de haber tenido un padre en mi casa,
 imperfecto, pero que siempre nos protegió… lo digo porque de tantos chavales con quienes 
interactuo, a pocos le conozco su padre… normalmente me veo increpado por madres. 
Ejemplo recuerdo el día de una dolorosa final en que una joven y bella madre me sorprendió
 al final del juego, me tomó por el cuello, me dijo: "Señor, véame a la cara". La miré, y me
 volvió a decir: "Dígame como hombre; ¿Usted la tiene agarrada con mi hijo?, muéstreme
 si tiene las mismas agallas aquí afuera de la cancha, sin el ridículo pito ese". Afortunadamente
 pude tranquilizar a la airada mamá y con firmeza le dije, "No, pero estoy buscando la manera
 de que él aprenda porque comete errores, pero tiene mucho talento y ‘algo’ que no tuve yo 
cuando chamo… una madre como usted que lo defendiera en la cancha". Me respondió entre
 las lagrimas de su frustración, algo que nunca olvidaré: "Perdóneme… pero se dicen tantas
 cosas de ustedes que una va predispuesta a los juegos… Ahora lo importante no es como 
lo vemos sino el mensaje para el futuro de nuestros hijos y que las primeras en distorsionar
 somos nosotras y los entrenadores. Lo más importante es su actitud, lo que tiene adentro,
 no lo que pueda mostrar afuera… el mayor de mis respetos para usted y hablaré con la 
gente de mi club y la barra, que entiendan que estamos equivocadas". 

Señora, converse con su hijo, que esa “matriz” suya alimentada por personas que no conocen

 el reglamento del juego ni sus actualizaciones son las que pueden llevarle al fracaso,
 las reglas poco cambian, pero si sólo cambia su actitud; todo puede cambiar. Nunca 
use epítetos para justificar la falta de actitud de su hijo ni de sus entrenadores: "están
 ciegos,... si les cayera bien mi hijo,... si no estuvieran vendidos,… todo lo que trabajo
 para que me lo ridiculicen,…". En vez de dejarse llevar por las emociones diga: "como 
hago para mejorar eso de ti hijo mío, yo voy a ver cómo te entrenan,... yo voy a aprender
 del juego para ayudarte,... yo se lo difícil que es controlar un grupo de exaltados en las tribunas,
 en la cancha y fuera del juego… ya he tomado la decisión de respetar", esa madre que 
con su actitud no construyen excusas para inyectar el gen del fracaso a sus hijos 
(por culpa de otros), son las mismas que encuentran muchos caminos para triunfar
 ellas y su chico.

Dígale a su hijo que, nunca podrá ser exitoso en la vida si cree que el responsable 

de sus frustraciones no es su desempeño sino la “injusticia” del árbitro y, que esa
 frecuente decepción lo dejara resentido hacia las figuras de autoridad en la vida diaria,
 lo hará ser agresivo contra lo que represente reglas, disciplina, orden y éxito. Señora
 háblele a su esposo, hermanos, amigos y vecinos cuando vayan al juego, reflexione
 que las angustias a las que someten a sus hijos, limitan su poder, su desarrollo competitivo
 y la clave está precisamente en tomar los errores del camino y sus circunstancias, con 
una actitud sincera de mejora, de respeto al juego limpio y sus actores, tan sólo paso
 a paso, uno, luego dos, sigue con el paso tres, hasta que se convierta en un hábito competitivo
, y serán estos pequeños pasos, ese hábito, esa actitud y ese “respeto” por si mismo,
 los que con el tiempo producirán grandes resultados; pues las grandes estrellas lo
 logran gracias a sus mejoras, lentas pero sostenidas, que muchas veces las desestimamos
 o que por no valorar con debida justicia, las etiquetamos como “estupideces”.

Madre querida, compañera de adrenalina, las palabras se las lleva el viento y justamente

 es el mismo viento que hace sonar nuestros silbatos. Recuerde que todavía en la flor de
 su juventud aun puede aprovechar que las circunstancias no la han llevado a abandona
r o condicionar sus sueños ni los de su niño. No tema admitir sus errores, es la única forma
 de que él los supere. Después de que su hijo y usted alcancen el éxito, podrán apreciar que
 las decisiones de nosotros los árbitros, buenas o malas son un simple ladrillo en la pared
 de la vida, sin importar cuantas frustraciones hayan generado.

Nos vemos… en el espejo



 Amen a los niños son el futuro

07 enero 2015

“Parece mentira que haya padres que pierdan los papeles con los árbitros ” (Mundo del Arbitraje)





miércoles, 7 de enero de 2015


“Parece mentira que haya padres que pierdan los papeles con

 los árbitros ”



Entrevista

El ex árbitro onubense repasa con Viva Huelva su etapa en los terrenos de juego de Tercera
división y en categoría nacional.

Niega toda percepción de la sociedad en que se pueda comprar a un árbitro y se pregunta
cómo puede seguir existiendo violencia en algunos partidos de prebenjamines o alevines
en pleno siglo XXI. Admite que Huelva cuenta con 200 colegiados y anima a que esta
cifra aumente en las próximas fechas, ya que jóvenes con 13 años pueden formar parte
del Colegio de Árbitros de la provincia onubense.

Al ex árbitro de fútbol onubense, Rafael Flores Ortega, le conocemos desde hace más

de treinta años por su labor deportiva en esta actividad. Rafael consiguió pitar
en categoría nacional,
Tercera división y siempre destacó por ser ecuánime, oidor e inequívoco en esa
décima de segundos en sus decisiones. Flores Ortega, en la actualidad, es el delegado
provincial del Colegio de árbitros de fútbol de Huelva.


¿Muchos años en el mundo del arbitraje?

–Desde los catorce años. Recuerdo que viajaba con mi cuñado que era árbitro y asistía
 a los partidos que él pitaba. 
Lo acompañaba siempre y se me metió el gusanillo en el cuerpo.


¿Recuerdas el primer partido que pitaste?

–Debuté oficialmente en la Ciudad Deportiva de el Conquero con Luis Moreno Rull.

Me sentí al principio muy nervioso pero también muy contento por la responsabilidad.


¿Cómo fue eso de hacerte cargo del Colegio de árbitros?

–Hace algunos años me lo ofrecieron, pero no deseaba el cargo para figurar y sí que la labor 

la hicieran otros. Ahora acepté porque pregunté que si el anterior delegado iba a continuar, 
me comunicaron que se marchaba y fue por eso por lo que  acepté el cargo.


¿Algún partido que hayas pitado y que no olvidas?

–Cuando salí de auxiliar de banda debutando en Primera División, en una partido entre 

el Sabadell y el Osasuna, que dirigió el colegiado onubense, Caetano Bueno, adscrito
al Colegio de Sevilla.


¿Cómo estás viendo el arbitraje en estos momentos?

–Lo veo desde dentro y observo la preparación física y teórica de los chavales.

Visto desde otros niveles también es muy buena. 
Se viven unos momentos muy buenos en los colegiados.


¿Le das credibilidad a que se llegue a comprar a un árbitro?

–Nunca. Un árbitro cuando sale al campo lo hace concienciado y con toda la responsabilidad

que asume.


¿La agresividad que se vive en estos momentos en la sociedad puede tener como válvula
 de escape el fútbol?

–Sí, veo algunos partidos de prebenjamines y de alevines de fútbol siete. Parece mentira

 que a estas alturas hayan  padres que pierdan los papeles. En otras categorías el pasado año
 hubo un grave incidente, pero este año la cosa va bien.


¿Resulta complicado arbitrar en los escalafones inferiores?

–Es muy complicado. Igual que los jugadores aprenden, los árbitros también. 

Todos los domingos veo partidos  y observo cómo los jugadores no ayudan a los árbitros
 y protestan continuamente mirando sus intereses.


¿A qué se debe que en estas categorías se invadan los terrenos de juego y se agredan
 a los jugadores?

–Pienso que la agresividad que llevamos dentro, por el más mínimo contacto entre dos jugadores,

 la echan hacia  fuera y llegan a saltar al campo.


¿Qué juicio te merece la rivalidad entre los equipos?

–Siempre que sea buena suele ser beneficiosa. Es una manera de engrandecer este deporte

para que asistan más aficionados  a los terrenos de juego. De esta manera lo que triunfa es el fútbol,
de la otra forma se vuelve peligrosa la rivalidad.


¿Con cuántos árbitros cuenta el colegio de Huelva?

–Actualmente contamos con unos doscientos árbitros repartidos entre las diferentes categorías.


¿Desde qué edad pueden entrar a formar parte del colegio?

–Pues desde los trece años hasta los cuarenta y siete, que es la edad tope en la que puede

 estar activo un árbitro.


¿Qué valoración le das hoy día al fútbol modesto?

–Veo que hay cada vez más equipos más integrados de jugadores de fútbol y eso se debe también

gracias a que hay más licencias de fútbol por el buen trabajo que hace la Federación onubense
de este deporte.


¿Es el fútbol la pasión de tu vida?

–Sobre todo el arbitraje y valoro más la labor que hice antes.


¿Si nacieras de nuevo volverías a ser árbitro de fútbol?

–Lo llevo en los genes desde los once años. Quiero agradecerte ahora que me das la oportunidad

de que fuiste el periodista que me entrevistó tras mi retirada y el que me hace la primera entrevista
 como delegado del colegio de árbitros.