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22 diciembre 2012

Tertulia ( audio ) en "Planeta Olímpico" con nuestros jugadores de Oro


 







El waterpolo, pionero real de los triunfos modernos

La gran generación española del deporte acuático, encabezada por Estiarte, fue la primera en traernos éxitos colectivos dentro de la gran era

( Víctor Diaz - Diario SIGLO XXI.com )


Al César, lo que es del César. Hace dos o tres días, pretendiendo con toda su buena fe promocionar el Mundial que dará comienzo en breve, un veterano y reputado compañero de un medio de comunicación de ámbito estatal atribuyó a la selección de balonmano el ser la encargada, en 2005, de inaugurar los éxitos colectivos en la era dorada del deporte español. Se olvidaba –dejando aparte al perenne hockey sobre patines- de los combinados de fútbol sala (dos Mundiales, en 2000 y 2004) y, sobre todo, de waterpolo, el cual revolucionó esta disciplina allá por los años 90.

Un oro olímpico (1996), dos títulos mundiales (1998 y 2001), una plata olímpica (1992), otras dos mundialistas (1991 y 1994) y una más europea (1991) fue el legado de un equipo que irrumpió, de la mano del técnico yugoslavo Dragan Matutinovic, terminando subcampeón en el mundial de Perth en 1991. Estos muchachos proporcionaron una bocanada de aire fresco al waterpolo internacional, introdujeron este deporte en el imaginario del españolito de a pie; y dominaron el panorama universal desde 1996 hasta 2001.

En los anales del deporte nacional
Es –o parece- imposible recordar los triunfos de las diferentes selecciones españolas sin hacer mención a los Jesús Rollán, Pedro “Toto” García, Miki Oca, Sergi Pedrerol, Salvador “Chava” Gómez, Jordi “Chiqui” Sans, Iván Moro o Dani Ballart; y, especialmente, al gran líder, Manel Estiarte. Parecía que este último, hinchado a golear desde los JJOO de Moscú 1980, no iba a ser sino otro genio nacido por inspiración espontánea, pero dentro de un grupo que no terminaba de dar el salto; pero arribaron los demás, y entre todos acabaron absolutamente con el cuadro, tanto dentro como fuera de la piscina.

Debieron pasar por duros momentos, como cuando en Barcelona 92 perdieron a manos de Italia aquel oro que tuvieron casi colgado del cuello; o dos años más tarde, cuando los propios italianos les golearon en la final del Mundial de Roma. Pero su particular auto revancha olímpica en Atlanta –siendo ya seleccionador Joan Jané-, dando buena cuenta de Croacia en la final por 7-5, les colocó definitivamente en la cresta de la ola, lugar que mantuvieron en los mundiales de Perth –nuevamente- en 1998 y Fukuoka en 2001. Este último ya sin Estiarte, retirado un año antes, tras Sidney 2000.

La cita nipona fue el canto del cisne para una generación cuya base se extinguió definitivamente, deportivamente hablando, en Atenas 2004; pero no todos consiguieron salir de la “burbuja” del mismo modo. Hubo quienes siguieron unidos al waterpolo –por ejemplo, Miki Oca, seleccionador del equipo femenino que fue plata en Londres 2012-; mientras que el llamado “Maradona del waterpolo” encauzó su carrera trabajando primero en los diferentes organismos olímpicos, y luego en el F.C. Barcelona, durante el ciclo como entrenador de Pep Guardiola.

Sin embargo, ni uno solo de quienes disfrutamos con ellos hemos olvidado el caso de Pedro García y, sobre todo, el trágico final de Jesús Rollán. A Pedro –ahora “transformado” en Pedro Gª Aguado en su faceta de “hermano mayor”-, tuve la suerte de conocerle personalmente hace cuatro años en Sevilla, en una conferencia organizada meses más tarde de la publicación de su libro Mañana lo dejo, pudiéndole transmitir mi alegría por haber conseguido salir de su infierno, superando su adicción al alcohol y a las drogas. Pero, como recordamos, su “hermano” del alma no corrió la misma suerte…

Reencuentro en las ondas
 
Ayer, el compañero Alberto González, “Pipe”, tuvo la feliz idea de organizar, para su programa “Planeta Olímpico” de Radio Marca, un encuentro con algunos de estos grandes jugadores, estando presentes el propio Pedro, “Chava” Gómez, Miki Oca, Dani Ballart, Ángel Andreo –el segundo guardameta- y también, como sorpresa de última hora, el gran capitán Manel Estiarte.

Entre todos nos brindaron una charla deliciosa, repleta de recuerdos, anécdotas de todo tipo y, sobre todo, de risas y buen humor. Una excelente forma de recordar y reivindicar a un grupo que, por derecho propio, se ganó en su momento su presencia con letras de oro en los libros de historia del deporte español.

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