Articulo publicado el 02/06/14 en :
Vivo a diez minutos andando del club de natación más importante del país. De aquí a dos
años, el Natació Sabadell cumplirá 100 años de historia. Lo hará tocado
económicamente, pero manteniendo la excelencia deportiva que lo ha caracterizado.
Su presupuesto se cuenta en millones de euros y su cifra de socios supera los 30.000.
Los éxitos deportivos dentro de la piscina han sido una constante durante décadas.
Pero aún así, nunca he tenido la sensación de que el waterpolo sea el deporte rey de la
ciudad, aunque por deportistas y por resultados ha hecho méritos para serlo.
No quiero ni imaginarme, pues, la sensación de desconocimiento que debe tener
alguien de Ciudad Real, León o Badajoz cuando se le pregunte por waterpolo.
El puerto de Cavtat, en Croacia, cuenta con porterías de waterpolo permanentes.
En cambio, una de las cosas que más me impactó cuando estuve de ruta por los Balcanes
hace dos años fue la presencia del waterpolo en el día a día de esa región.
Pongo dos ejemplos. A unos pocos kilómetros de Dubrovnik, en Croacia, se encuentra
la ciudad de Cavtat. Su tranquilo puerto no solo cuenta con embarcaciones,
sino también con una piscina de waterpolo en medio del mar, donde es habitual ver a
los jóvenes jugar como aquí lo seria ver a los chavales con un balón de fútbol en cualquier
plaza del país. Prácticamente tocando con la frontera montenegrina está Popovici.
Este pueblo cuenta con una bonita playa entre acantilados a la que no se puede llegar en coche.
Cual fue mi sorpresa cuando al bajar las decenas de escalones que dan acceso a esta
pequeña cala encontré un par de porterías y boyas para que los bañistas que lo deseen
puedan improvisar un partido de waterpolo. Impensable aquí.
Y todo esto, repito, viviendo en Catalunya, la comunidad que más licencias de waterpolo tiene,
doblando a la segunda. Hasta ahora hablaba de impresiones y anécdotas personales.
Hagámoslo de cifras. En España hay un total de 11.000 licencias de este deporte,
incluyendo masculinas y femeninas, por las casi 750.000 expedidas por la Federación
Española de Fútbol, sin contar el fútbol sala. Si nos centramos en las profesionales y dejamos
de lado a veteranos, universitarios y base, solo 2.000 deportistas tienen ficha de waterpolo.
Una cifra irrisoria comparada, no solo con Croacia, sino con otros países de referencia del
waterpolo europeo y mundial como Serbia o Hungría.
Todos estos antecedentes son necesarios para entender por qué la palabra que mejor
define los éxitos recientes del waterpolo de nuestro país es milagro. Un año después
de celebrar su centenario, el Atlètic-Barcelonetaconquistó el sábado en las piscinas
Bernat Picornell de Barcelona su primera Copa de Europa. Los marineros, que en la
final vencieron al Radnicki serbio por 7-6, se suman así a Barcelona y Catalunya, que
reinaron en el viejo continente en 1982 y 1995, respectivamente.
Los Jesús Rollán, Jordi Sans, Chava Gómez, Dani Ballart y compañía recogieron
en los Juegos de Barcelona’92 y, especialmente, en Atlanta’96 lo que habían sembrado
una década antes Joan Jané, Manel Estiarte, Miquel Chillida o Antoni Aguilar entre otros,
artífices de la primera Copa de Europa del waterpolo español. Y ahora son los
López-Pinedo, Balász Sziranyi, Albert Español, Felipe Perrone,
Rubén De Lera, Marc Minguell o Alberto Munárriz los que, después de muchos intentos,
dan un golpe sobre la mesa.
El mérito de este Atlètic-Barceloneta es enorme, ya que ha tocado la gloria europea
enfrentándose a equipos con presupuestos muy superiores al suyo. Pero aún más difícil
es el ciclo –que de momento parece no tener fin– del Natació Sabadell en el waterpolo
femenino. El conjunto entrenado por Nani Guiu ha cerrado el año ganando los seis títulos
que podía ganar, incluida la Champions y la Supercopa de Europa. Las vallesanas
acumulan tres Copas de Europa en los últimos cuatro años y a nivel nacional no hay
quien les haga sombra.
La base de la selección española femenina se cimienta precisamente en la plantilla
sabadellense, con jugadoras como Maica García, Mati Ortiz, Jennifer Pareja, Laura Ester,
Anni Espar o Pili Peña. Ahora están en China, donde disputarán la Liga Mundial antes
de afrontar el Europeo de Budapest. En Londres 2012 fueron plata en la primera experiencia
olímpica de la historia del equipo femenino español, y un año después, las mismas piscinas
Picornell fueron el escenario donde el combinado estatal ganó el Mundial con una clara
superioridad. Dirigidas desde el banquillo por otro referente de esta especialidad,
Miki Oca, las españolas reinan en todo el mundo. Y lo hacen apenas llegando
a las 600 licencias profesionales femeninas en toda España.
Solo el tesón explica los éxitos de Barceloneta, Sabadell y la selección. Pese a ser pocos,
el nivel formativo del waterpolo, especialmente el catalán, es muy alto. Los amantes de
este deporte en España han sabido trasladar su sabiduría y experiencia a las nuevas
generaciones. Por ejemplo, algunos de los integrantes de la selección campeona olímpica
en Atlanta se dediquen ahora a formar los waterpolistas del futuro. Dani Ballart, en su caso,
ha sido el director deportivo del Sabadell las últimas temporadas y por el banquillo
del primer equipo masculino han pasado Gabi Hernández, primero –ahora seleccionador
masculino– y el Chava Gómez, después. Calidad y experiencia para contrarrestar la falta
de cantidad.
Vidas paralelas tienen el Atlètic-Barceloneta y el Natació Sabadell. En el primer caso, desde
2005 no se les escapa ninguna liga. En el segundo, las sabadellenses han ganado 12 de las
últimas 15 competiciones ligueras. Se pasean en los torneos estatales y, pese a echar en falta
el punto de tensión competitiva en el día a día, salen a jugar a Europa y vuelven con títulos
en el equipaje. En el caso de las chicas del Sabadell, la escuadra incluso tiene que jugar
amistosos contra equipos masculinos para estar a la altura. Pero aún así, ahora mismo, los
campeones de Europa masculino y femenino de waterpolo viven en un país que solo se
acuerda de ellos cada cuatro años, cuando se acercan unos nuevos Juegos Olímpicos.
Son el milagro del waterpolo español
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