Ron Foxcroft jugó a fútbol hasta que a los 17 años cayó lesionado. Tras su lesión decidió arbitrar a baloncesto. Foxcroft empezó a encontrar problemas en el silbato que se utilizaba entonces, un silbato que tenía en su interior una bola de corcho del tamaño de un guisante. A estos silbatos cuando la bola se congelada, cogía humedad, saliva o un poco de suciedad en el interior, perdían su eficacia.
Una de las situaciones más famosas en las que Foxcroft tuvo problemas con su silbato fue durante la final de baloncesto de las olimpiadas de Montreal en 1976, en la Foxcroft fue abucheado por una multitud de 18.000 aficionados (récord en ese momento de asistencia de baloncesto en Canadá) cuando un jugador yugoslavo dio un codazo a un miembro del equipo de Estados Unidos y no fue penalizado. Foxcroft había visto la infracción pero al soplar su silbato, este no sonó.
Foxcroft quiso resolver el problema y acudió a compañía de fabricación de plásticos. La compañía accedió a ayudarle si él les daba el diseño. Foxcroft alquiló los servicios de Chuck Shepherd, un diseñador industrial para diseñar el silbato. Tras 14 prototipos se encontró la solución final.
Foxcroft presentó su silbato ''Fox 40'' a los árbitros en 1987 en los Juegos Panamericanos en Indianapolis. Antes de finalizar los juegos, Foxcroft ya tenía un pedido de 20.000 silbatos.
Fox40 se convirtió en el lider en silbatos vendiendo 40.000 silbatos diariamente en 140 países.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar