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05 diciembre 2012

Salvador "Chava" Gomez . Articulo del Diario Montañes

«Soñaba con el waterpolo»

El cántabro, doble medallista olímpico con la selección española más laureada de la historia, recuerda sus comienzos en la élite de su deporte

 
Gómez (arriba, en el centro), a los 13 años,
con sus primeros compañeros. :: DM



PABLO SÁNCHEZ.-  Diario Montañes
http://deportebasecantabria.eldiariomontanes.es/actualidad/2012-12-05/sonaba-waterpolo-20121205.html


El joven Salvador 'Chava' Gómez (Santander, 1968) vivía tan intensamente los primeros años de su carrera como jugador de waterpolo, que muchas noches confundía su habitación con una piscina y a su hermano con un rival. «Yo soñaba literalmente con el waterpolo -recuerda el doble medallista olímpico-. Me encantaba y pasaba el día entero pensando en partidos y jugadas. Era como una obsesión. A veces me despertaba en mitad del sueño y estaba marcando a mi hermano (risas)».
El cántabro se estrenó en Madrid, donde trabajaba su padre. Tras comenzar a nadar en el colegio, deporte en el que destacó pronto, decidió apuntarse, junto con sus hermanos, en el Club Gimnasio de la capital de España. «Mi hermano mayor se pasó al waterpolo y con 11 años empezamos a compaginar ambas actividades», afirma.
Salva despuntó pronto y a los 13 años fue fichado por el Canoe, el club de referencia en Madrid, en cuyo primer equipo alcanzaría la titularidad con tan sólo 16 años.
Al cumplir la mayoría de edad se traslada a Barcelona, donde llegarían los éxitos más importantes. Lo que vino después es de sobra conocido: la selección y los triunfos internacionales. «Tuve la suerte de pertenecer a la generación más laureada de la historia. Superó todas mis expectativas», explica. Los miembros de aquella estirpe de jugadores escribieron los primeros renglones del waterpolo español. En los Juegos Olímpicos de 1992 conquistaron la plata y en 1996, el ansiado oro.
Hoy, retirado, ejerce como entrenador en el Canoe. Tiempo para hacer balance. «El deporte me ha transmitido todos los valores de mi vida: enseña a sufrir, lo que es el grupo, sacrificio y respeto», sostiene. Un sacrificio que, en su caso, pobló de metal las vitrinas españolas.

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